Historia

MISERICORDIA DE LA VERA CRUZ DE LA OROTAVA: UNA PIEZA CLAVE PARA LA COMPRENSIÓN DE LA VILLA Y LA COMARCA.


Procesión del Mandato a mediados del siglo XX.
Fuente gráfica de Bruno J. Álvarez Abreu.
 
El conocimiento de, al menos, algunos de los rasgos de nuestra cofradía a lo largo de su larga historia constituye un elemento primordial, básico y obligatorio para cualquier villero, y también para aquellas personas que deseen conocer realmente la Villa de La Orotava en su devenir histórico.

La cofradía de Misericordia de la Santa Vera Cruz de La Orotava se erige como una pieza fundamental de nuestra rica historia, y sin ella, de seguro, la Villa nunca hubiese sido lo que es. Su acción socio-caritativa, su influencia política, la tan poco estudiada labor educativa, la relevancia de sus priostes, su visión de futuro tanto en los proyectos sociales como en sus encargos artísticos son elementos que reclaman una atención vital para quienes desean indagar en el devenir de este pueblo norteño, del Valle, y en definitiva de la historia de nuestra tierra y de nuestra fe.

La investigación histórica de nuestra cofradía cuenta con relevante documentación, testigos patrimoniales imprescindibles para aquellos que han tratado de trazar, al menos de forma general, las líneas del devenir de nuestra cofradía desde 1560 hasta la actualidad. Resulta necesario, en este punto loar la intensa labor realizada en los años ochenta del pasado siglo XX por Alloza Moreno y Rodríguez Mesa, impulsados por algunos próceres que refundaron esta institución centenaria como D. Buenaventura Machado Melián, siempre de la mano del Rvdo. Sr. D. Jacinto Barrios Acosta, director espiritual de aquella bella etapa que hizo revivir el amor a la "Cruz Verdadera". Junto a ellos, claves han sido las aportaciones de grandes defensores de nuestro patrimonio como fue D. Jesús Hernández Perera, que dieron luz a la, hasta entonces, oscura e ignorada historia de nuestro patrimonio, o las aportaciones profesionales más recientes, de la mano especialmente del Doctor Lorenzo Lima.

El origen de esta confraternidad se remonta al siglo XVI. Constancia de ello encontramos al conservarse, en el Archivo Histórico de la Parroquia de Nuestra Señora de La Concepción, el Libro I de la Cofradía, que comienza en el mes de abril del año 1560. Sin embargo, las primeras constituciones de esta importantísima institución se aprobarán el día 11 de junio del citado año. Es por lo tanto, la cofradía penitencial más antigua del municipio y de la comarca, que será madre de otras tantas hermandades de misericordia del norte de Tenerife.

Su origen nobiliario aparece recogido desde el mismo momento de la firma de las Constituciones, acto en el que se reclamó la presencia del Escribano Público Baltasar de Anchieta y del propio alcalde y regidor de Tenerife, Alonso de Calderón, contando con la presidencia de los beneficiados de la Parroquia Matriz, los reverendos Francisco Martín y Alonso García. En estas firmas aparecen, dentro de los fundadores, los nombres de algunos de los miembros más relevantes de la aristocracia isleña. Fue, sin duda, la Cofradía de las renombradas Doce Casas de la Villa. Juan de Lugo, Bartolomé Benítez de Lugo, Juan Benítez de las Cuevas, Alonso de Llarena, Alonso de Calderón, Pedro de Ponte, Antonio de Franchy y Luxardo, Francisco de Molina o Cristóbal de Varcárcel fueron, entre otros, algunos de los prestigiosos priostes de esta confraternidad.

Siguiendo con el tema de su origen, su funcionamiento debió comenzar con anterioridad a la fecha del libro I, por en él se hace mención a los miembros habituales de la cofradía desde su creación siendo aprobada por Bula del papa Pablo III, cuya regencia de la cátedra petrina abarcó desde 1534 hasta 1549.

Esta profunda vinculación con la nobleza villera no fue justificación para limitar la entrada en ella a miembros de clases populares. La Cofradía de Misericordia de la Vera Cruz se erigió como avanzada en su tiempo al permitir, por estatuto, la entrada tanto de hombres como de mujeres fuera cual fuese su condición social, aportando la limosna que buenamente pudiesen dar. Los más pudientes sí debían abonar la cantidad de dos reales de plata el Jueves Santo antes de la celebración solemne, como recogen Alloza Moreno y Rodríguez Mesa en su obra de investigación sobre la cofradía. Ello no supone la desaparición de las diferencias de clase en el seno de la cofradía, cada estamento tenía su función y espacio dentro de esta asociación de fieles.

La razón de ser, la esencia y motor de la confraternidad era la práctica de las catorce obras de misericordia, claves que han permanecido a lo largo de la historia de esta institución crucífera. Las obras de misericordia espirituales son: enseñar al que no sabe, dar buen consejo a quien lo necesita, corregir al que se equivoca, perdonar las injurias, consolar al afligido, tolerar los defectos del prójimo, y orar por los vivos y por los difuntos para la redención de los pecados. Mientras que las obras de misericordia corporales son: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, visitar al enfermo, asistir y redimir al cautivo, dar posada al peregrino y dar santa sepultura a los muertos. Esto llevó a la cofradía a desarrollar un amplio repertorio de acciones de carácter socio-caritativo que supusieron para la población un auténtico punto de referencia, especialmente vinculado a su lugar de nacimiento: el hospital de la Santísima Trinidad, institución que estuvo regida por algunos de los miembros de la confraternidad.

Además, la vivencia cultual en torno a la Cruz redentora de Cristo será la esencia espiritual de este colectivo religioso, asumir la Cruz y extender su devoción por la comarca fueron rasgos propios de la acción testimonial de la cofradía. Este culto estará centrado en la veneración a sus sagrados titulares, el Santísimo Cristo de la Misericordia de la Vera Cruz y el Santo Lignum Crucis, junto a otros santos vinculados a la Cruz.

En 1585, la Cofradía encargará la elaboración de una nueva imagen del Crucificado al escultor y polifacético Rui Díaz de Argumedo, figura casi desconocida para la historiografía pero profundamente interesante para la comprensión de los primeros momentos de la producción artística en la isla, como bien han reivindicado últimamente investigadores como Carlos Rodríguez Morales o Josuha Rodríguez Álvarez en diversos trabajos al respecto. El caso es que, el proceso de ejecución de la nueva imagen fue seguido por la cofradía de tal manera, que a través de la documentación puede trazarse todo su desarrollo con exhaustivo detalle.


Procesión de la Fiesta Principal del Santísimo Cristo.
(Exaltación de la Santa Cruz) Mediados del siglo XX. 
Foto: Donación particular para la fototeca
del Archivo Histórico de la cofradía.



Profundamente activa fue la vida diaria de esta cofradía de misericordia entre los siglos XVI y XIX. Será a partir de la segunda mitad del siglo XIX cuando comience la decadencia de esta institución, de la mano de las profundas reformas sociales que habían acontecido en España, promovedoras de cierto laicismo y que desarrollaron un nuevo concepto de Estado, donde la atención sanitaria comenzó a ser asumida por los poderes públicos, entre otras muchas acciones. Finalmente, la cofradía pareció desaparecer durante largas décadas, aunque algunos de sus miembros pasaron a integrar la peculiar Hermandad de Misericordia del Calvario en torno a la nueva Piedad de Estévez, hasta que en la década de los años setenta del siglo XX, una serie de villeros quisieron recuperar esta página preciosa de la historia religiosa y cultural de La Orotava, refundándose la cofradía el 12 de febrero del año 1981 revivificando la devoción a la Santa Vera Cruz que nunca perdieron las gentes del                                                        lugar. 

Hoy por hoy, la Venerable Cofradía de la Santa Vera Cruz y Misericordia de la Villa de La Orotava constituye una asociación de fieles viva y arraigada profundamente a la Fe en Cristo Jesús, que cuenta con un total de 387 hermanos y hermanas de pleno derecho (a fecha de marzo de 2013). En los últimos años ha experimentado un intenso proceso de rejuvenecimiento en sus filas y desde su refundación forma parte de la Confraternidad de Hermandades y Cofradía de la Vera Cruz de España. Esta institución del Jueves Santo se erige como pieza fundamental para la comprensión plena de la vida cofradiera orotavense de ayer y de hoy. 




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